El 5 de junio de 1898 nace una de las plumas más brillantes que nos regaló la lengua española. El Verso homenajea al gran poeta y dramaturgo
Malagueña
(Poema de cante jondo)
La muerte entra y sale de la taberna.
Pasan los caballos negros y gente siniestra por los hondos caminos de la guitarra.
Y hay un olor a sal y a sangre de hembra, en los nardos febriles de la marina.
Y la muerte entra y sale y sale y entra la muerte de la taberna.
Canción del jinete
(Canciones)
Córdoba. Lejana y sola. Jaca negra, luna grande y aceitunas en mi alforja. Aunque sepa los caminos yo nunca llegaré a Córdoba. Por el llano, por el viento, jaca negra, luna roja. La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba. ¡Ay qué camino tan largo! ¡Ay mi jaca valerosa! ¡Ay que la muerte me espera, antes de llegar a Córdoba! Córdoba. Lejana y sola.
Romance de la luna luna
(Romancero gitano)
La luna vino a la fragua Con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña lúbrica y pura, sus senos de puro estaño. –Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos harían de tu corazón collares y anillos blancos. –Niño, déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. –Huye luna, luna, luna, Que ya siento sus caballos. –Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua, el niño tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay cómo canta el árbol! Por el cielo va la luna con un niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela vela. El aire la está velando.
La aurora
(Poeta en Nueva York)
La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados; saben que van al cieno de números y leyes a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencias sin raíces. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidos de un naufragio de sangre.
Vals en las ramas
(Poeta en Nueva York)
Cayó una hoja y dos y tres. Por la luna nadaba un pez. El agua duerme una hora y el mar blanco duerme cien. La dama estaba muerta en la rama. La monja cantaba dentro de la toronja. La niña iba por el pino a la piña. Y el pino buscaba la plumilla del trino. Pero el ruiseñor lloraba sus heridas alrededor. Y yo también porque cayó una hoja y dos y tres. Y una cabeza de cristal y un violín de papel. Y la nieve podría con el mundo, si la nieve durmiera un mes. y las ramas luchaban con el mundo, una a una, dos a dos y tres a tres. ¡Oh duro marfil de carnes invisibles! ¡Oh golfo sin hormigas del amanecer! Con muuu de las ramas, con el ay de las damas con el croo de las ranas y el gloo amarillo de la miel. Llegará un torso de sombra coronado de laurel. Será el cielo para el viento duro como una pared y las ramas desgajadas se irán bailando con él. Una a una alrededor de la luna, dos a dos alrededor del sol, y tres a tres para que los marfiles se duerman bien.

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