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Diles que me he ido a Moreno

Foto del escritor: prensatiroalblancoprensatiroalblanco

Por Emilia Carabajal*


Svidrigailov, el enigmático personaje de “Crimen y Castigo”, es el ex patrón de Dunia, la hermana del protagonista, y está enamorado de ella. Se le conocen algunos vicios y se le sospechan otros peores. Resulta un espejo –a veces invertido—de Raskólnikov: es otro criminal que se debate sobre qué hacer con aquello que pesa en su conciencia. Su trágico final –se pega un tiro tras decir “Diles que me he ido a América”—es la contraparte de la redención de Rodión Raskólnikov.


Se me ocurre comparar a Svidrigailov –y, en menor medida, a Raskólnikov— con Remo Erdosain. La influencia de Dostoievski en Roberto Arlt es un tema ya ampliamente trabajado, pero al menos hasta donde sé no se ha profundizado en la relación entre estos dos personajes suicidas. Creo que hay algunos puntos interesantes.


Erdosain se me presenta como una desembocadura donde el par homicida de “Crimen y Castigo” converge. Remo y Raskólnikov comparten las penurias económicas, la imposibilidad de adaptarse al lugar que la sociedad les asigna en el sistema productivo, la convicción de que sus atributos intelectuales los ubican por sobre el resto de sus semejantes y les dan impunidad para actuar, la culpa que sienten cuando esa convicción se resquebraja. También, el personaje de Arlt guarda similitudes con Svidrigailov: son sádicos, especialmente con quienes tienen menos poder que ellos, tuvieron un matrimonio tormentoso en el que su esposa padeció bastante, se sospecha que en su pasado cometieron un abuso cuyo recuerdo los atormenta (la imagen de la nena en el tren que se le hace recurrente a Remo, la visión de la niña abandonada que tiene Svidrigailov), están cometiendo o por cometer otro (la relación de Erdosain con la Bizca, el matrimonio con una muchacha de dieciséis que Svidrigailov arregla pero no llega a concretar), se suicidan pegándose un tiro.


Algunos episodios protagonizados por ambos suicidas tienen semejanzas y contrapuntos llamativos: el último encuentro de Svidrigailov con Dunia y el de Erdosain con Luciana. En ambos, hay un intento de avanzar sexualmente por parte de un personaje: en el caso de Svidrigailov, a través del chantaje a Dunia, primero, y de un intento de violarla después; Luciana, por su parte, se desnuda delante de Remo y le confiesa su amor. Ambos intentos fracasan, por un motivo idéntico y desolador: la absoluta falta de deseo del otro. El darse cuenta de que Dunia nunca va a quererlo destroza moralmente a Svidrigailov. Remo dice, acaso con pena genuina: “Disculpe, querida Luciana, pero no la deseo”. En los dos encuentros los personajes hacen algo poco común para ellos: con un esfuerzo que les resulta bastante arduo, se “contienen” de hacer un daño. Svidrigailov no viola a Dunia y le permite irse; Remo se siente tentado a humillar a Luciana pero se refrena.


Finalmente, es curioso cómo en la muerte de Erdosain parecen combinarse los destinos de Svidrigailov y Raskólnikov. Dice aquel sobre este: “tiene ante sí dos caminos: o un balazo en la cabeza o partir a Vladimirk [Siberia]”. Los dos personajes de Dostoievski parecen repartirse estos posibles caminos: uno parte castigado y el otro se suicida. Remo también se mata. Lo hace durante un recorrido a Moreno, la última estación del tren donde viaja y que decidió tomar sin razón aparente. Viaje y suicidio se combinan en su historia.


Es llamativo cómo en ambas novelas, escritas y situadas en diferentes periferias de Occidente, los personajes especulan o fantasean con irse a Estados Unidos, pero los viajes que efectivamente emprenden los adentran más en la periferia. Salvando las distancias entre Siberia y Moreno, en los viajes a ambos lugares hay una voluntad de ir hasta el final, llegar al punto extremo de un recorrido geográfico pero también vital, ya sea en la forma de redención o de muerte. Esa misma voluntad parece abrigar Svidrigailov al pegarse un tiro y anunciar su partida.


*Poeta y escritora



 
 
 

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