
A una semana de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) sus resultados han disparado una multiplicidad de opiniones y análisis. Si bien la cercanía de esos resultados nos pueden llevar a desarrollar análisis apresurados y terminantes, Tiro al Blanco ha convocado a tres analistas agudos de la realidad política argentina para que nos ayuden a desentrañar, a partir de estos resultados, el escenario político se abre a partir de ahora. Los convocados a brindar su testimonio fueron el sociólogo Gastón Boco, el politólogo Dante Palma y la periodista Úrsula Asta.
Informe: Pablo Suárez
Cachetazo al vicio (político)
Para Gastón Boco los resultados de esta “gran encuesta nacional llamada PASO” ha puesto de relieve “el fin de un ciclo político que se inició en diciembre de 2001. Esa gran crisis de representación parió con el tiempo dos identidades políticas que funcionaron como reemplazo del viejo bipartidismo PJ-UCR, identidades a partir de las cuales se reordenó el sistema político. El kirchnerismo y el macrismo funcionaron como canales de representación durante más de 15 años, dando lugar incluso a las coaliciones que se alternaron en el gobierno en 2015 y en 2019.”
“Macri y Cristina ejercieron los liderazgos indiscutidos de esas coaliciones, situación que se empezó a resquebrajar a mediados del gobierno actual, cuando en una y otra coalición se volvieron fuertes los cuestionamientos internos a esos antiguos liderazgos. Allí se podía olfatear un cambio de época. Algo de lo que había sido ya no era. La parálisis a la que condujo la fractura social entre esas dos identidades, entre las dos minorías intensas que las sostenían, ocultaba un malestar creciente en la sociedad que, lejos de ser ideológico, es profundamente pragmático. El pueblo busca que le solucionen los problemas, ajeno a la disputa ideológica que le ofrecía ‘la grieta’”, afirma Boco.
Dante Palma señala que los resultados de estas PASO no deberían llevarnos a pensar “que la Argentina se ha vuelto libertaria. Lo que Milei sí expresa es un hartazgo hacia varios malos gobiernos. Esto explicaría, en parte, que la juventud apoye a Milei. Estamos hablando de jóvenes de 20 años que toda su vida consciente la vivió como el culo, vivió cada vez peor. A diferencia de aquellos de más de 40 años que vivieron los buenos años kirchneristas. Guste más, guste menos, no podemos obviar que durante esos doce años se vivió objetivamente mejor. Acá tenemos la situación inversa, donde desde el 2011 el país está, en el mejor de los casos, paralizado económicamente hablando. Y desde ese lugar es imposible reivindicar la política”.
“Hay una serie de valores que son transversales a la sociedad argentina y que tienen que ver con cierto Estado de bienestar que no quieren tocarse, pero a su vez, Milei representa otros valores transversales que conviven en la cabeza de la gente que tienen que ver con cierto hartazgo hacia la clase política. Analizando las respuestas que se ven en los focus group, es decir en aquellas encuestas más específicamente cualitativas, nos podemos encontrar con personas que votan por Milei pero que a la vez piden educación y salud pública de nivel, algo sumamente contradictorio”, sentencia Palma.
Úrsula Asta afirma que estas “elecciones primarias nacionales de la Argentina significaron un cachetazo para todo el cálculo político de lo que llaman la ‘superestructura’. Hace tiempo se advierte que no hay decisiones políticas que puedan enamorar ni siquiera a la propia base política, aquella que se volcó a las urnas el 27 de octubre de 2019 para sellar con su voto el contrato de aquel 9 de diciembre de 2015, en el que una Plaza de Mayo repleta afirmó ‘vamos a volver’. Pues, finalmente no se volvió. Ganar una elección no alcanzó para recuperar aquel sentido de lo vivido en los primeros años del siglo que nos toca vivir, que la memoria convoca cada tanto con cierta nostalgia y con las aspiraciones coyunturales de transformación disueltas.”
Para la periodista de Radio Grafica “el pueblo argentino, que decidió en las elecciones del 2021 dar la espalda al proyecto político que había votado en 2019, en las PASO 2023 dio un batacazo. Sin obviar lo desgraciado de la situación, esta fue una muestra de sensatez y claridad política sin igual, no por lo que se votó mayoritariamente -trágica salida hacia lo reaccionario-, sino por lo que se decidió no votar y por cómo configuró un mapa político de hastío, bronca e insatisfacción dejando a cielo abierto la herida de un pueblo que no encuentra representación política”.
El emergente
“En medio de ese proceso de fin del liderazgo en las coaliciones, que implicaba una fuerte desidentificación de la población con los líderes cuestionados y una nueva crisis de representación en ciernes, emerge la figura de Milei. La única novedad que ofreció el sistema político argentino y que logró expresar la voz del hartazgo social. Esa voz hoy está más que consolidada, y fue alimentada también por los dos liderazgos en retroceso dentro de las coaliciones: CFK y Mauricio. Claro que por distintas razones. Cristina lo expresó en su último acto multitudinario, veía un escenario de tercios y en ese escenario lo más conveniente era polarizar con Milei. Sin medir, o corriendo el riesgo, de que el sentimiento político quizá más fuerte de la Argentina es el anticristinismo. Anoche Milei, en su discurso de ganador, dijo claramente: ‘Somos los que podemos terminar con el kirchnerismo’. Tomó el guante que le ofreció Cristina”, afirma el sociólogo Gastón Boco.
Para Asta “forzar los límites de una discusión franca en tiempos en los que pasamos de consensos de dudosa representatividad popular a consensos de casi nula representación popular, es la urgencia que debería habitar la acción, que es el hacer de la conciencia. El campo popular atraviesa el problema de no poder discutir, representar y convocar a quienes deberían ser su propia base electoral. El balance sobre los cumplimientos del contrato electoral asumido en 2019 es algo que sólo hicieron los sectores por abajo, porque ‘la política’ estuvo muy ocupada en publicar con fotos en redes las reuniones de gestión, discutir de a dos cómo se llenan las listas cada algunos años, distribuir pulseras de varios colores para cada acto cerrado; pero se olvidó de escuchar y hacer valer la promesa con la que había asumido.”
El devenir del peronismo
Dante Palma muestra su sorpresa por estos resultados en un doble sentido, por un lado, debido a los votos obtenidos por Milei, pero también sorprendido porque cargando con una mala gestión este gobierno pueda seguir siendo competitivo electoralmente e incluso pueda ganar en su posible ballotage. “Es demasiado prematuro, pero aunque a priori no parezca, es el gobierno el que está mejor parado frente a un posible ballotage. Más allá de las dificultades que deba afrontar. En principio hay todo un sector, como ha pasado en gran parte del mundo, que frente a un candidato de ultraderecha ha elegido por el más moderado, vota a cualquier candidato que se oponga a esos extremos. Ha pasado en Francia, hace poco en España, incluso donde la amenaza de Vox era remota, de un acuerdo con PP.Y ahí funcionó la idea de Se viene el fascismo. Entiendo que el gobierno va a hacer lo que hizo Pedro Sánchez en España, se viene el fascismo. Como se hizo en Francia, se viene Le Pen. Es decir, pongo un ladrillo y vótalo frente a estas manifestaciones de ultraderecha.”
Boco señala que “el peronismo está frente a una nueva crisis. Fue reducido por una mala conducción a un magro 25% (al menos en la encuesta nacional llamada PASO). Ahora, ya sin conducción ni liderazgo, con la llama de Cristina apagada por el tiempo y los errores propios, deberá iniciar una necesaria etapa de lenta reconstrucción. No sería mala idea comenzar por ordenar el partido, para darle lugar a todas las expresiones del peronismo e ir logrando establecer una mesa estratégica de conducción en la que, ahora sí, nadie puede creerse más que nadie. El peronismo está ante la oportunidad de refundarse si es que comprende las nuevas lógicas políticas en las que ya no importa el peso territorial de los punteros, ni siquiera tener fiscales en las elecciones (la elección de Milei lo confirma, ni fiscales tenía, ni un solo local en ningún lado). Las formas de hacer política cambiaron. Esto, insisto, puede representar para el peronismo la oportunidad de la emergencia de nuevos liderazgos que ya no dependan de la estructura burocrática de las agrupaciones, de las organizaciones o del partido. Una nueva lógica que rompa la estructura de obediencia y obsecuencia que se maneja en la militancia peronista, sostenida en la absurda creencia de que ‘el peronismo es así’, ‘El peronismo es verticalista’. El peronismo va a ser lo que los peronistas hagamos de él.”
Ursula Asta concluye afirmando que “la premisa ‘sólo el pueblo salvará al pueblo’ aparece descarnada frente a los ojos de varias almas de nuestro pueblo que buscan sin rumbo claro vehiculizar instancias colectivas que permitan: torcer la elección -frente al candidato que promete privatizar todo lo que es nuestro y dolarizar la economía para dilapidar las perspectivas de supervivencia social y económica que existen-; redefinir en mediano o largo plazo un rumbo popular -que el candidato peronista no ofrece- y generar debate, participación y acción en defensa propia y para nutrir ese ideal de justicia.”
Boco señala que para salir de este escenario aciago se necesita lograr una verdadera reconstrucción del peronismo, único garante de los derechos de las mayorías amenazados por los candidatos de la oposición. “El peronismo hoy está en el llano. Y en el llano somos todos los peronistas iguales. Desde este lugar se deberá reconstruir, adaptados a las lógicas actuales con las que se mueve la política y la vida. Sólo así podrá el peronismo recuperar un espíritu rebelde y creador que fue perdiendo por sumirse en la obediencia y la obsecuencia en la que se educa su militancia”, concluye Boco.
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