Opinión

EL PASADO INTENTA RESISTIR

Por Gastón Boco

¿Qué es hoy en la política argentina el pasado? Esta pregunta tiene varias respuestas, pero la más importante es que el pasado es la lógica adversarial y los desarrollos de minorías intensas que solo pueden seguir provocando una profundización de la decadencia argentina.

Esa lógica comenzó a gestarse en el año 2008 y fue acentuándose desde allí

tomando diferentes formas, afectó tanto a oficialismos como a oposiciones circunstanciales, llegando a su punto culminante en el gobierno actual con discursos cada vez más autoritarios y virulentos ante todo aquel que piensa distinto. Esa incapacidad de diálogo degradó, no sólo la política y las instituciones de la democracia y la República, sino que llevó a que no hubiera posibilidad de tener un rumbo fijo, establecer al menos tres o cuatro políticas de estado sostenibles en el tiempo, capaces de hacer despegar a la Argentina y lograr mejoras en la vida del pueblo. Por eso el binomio Macri-Cristina como liderazgos que expresan esa lógica, hacia afuera y hacia dentro de sus espacios políticos, y esa forma de construcción política que reproduce Milei, constituyen el pasado. 

Cuando en su discurso durante la sesión parlamentaria en la cual se discutía el sostenimiento del veto presidencial a la Ley de Financiamiento de la Universidades, el senador Miguel Angel PIchetto le decía al gobierno: “Hoy ganan pero pierden. Han decidido ser un espacio de minoría”, estaba en lo correcto, y daba cuenta de lo nocivo que es para la Argentina continuar con la lógica adversarial del pasado. 

Cuando CFK trata de disciplinar a los sopapos, mandando a sus “Gordos Dan” a apretar al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en Twitter, para que la apoye incondicionalmente en la interna del PJ, se ve la reproducción de esta lógica, en este caso, para adentro de su propio espacio político. Es un acto en espejo del de Milei diciéndole a todo su personal diplomático que quien no abraza las ideas libertarias debe irse.

Este pasado que intenta resistir, es lo que hay que superar. Quizá sea necesario para eso marginalizar los extremos. Ni Cristina, ni Macri, ni Milei, pueden generar el consenso tal capaz de construir la mayoría social que se necesita para sacar a la Argentina de la decadencia. Porque no tienen vocación de diálogo. Recuperar el diálogo político, la construcción de consensos, la revalorización de la política y de las instituciones de la democracia y la República requieren de grandeza, pero sobre todo de la capacidad de reconocer al otro como un sujeto que puede tener parte de razón, del cual también puedo aprender, y sobre todo puedo aprender porque piensa distinto. La tendencia compartida de CFK y Milei a la megalomanía hace imposible que puedan reconocer algo en quienes piensan distintos. A éstos los tildan de traidores o usan figuras religiosas -a veces mal usadas-, como Judas o Poncio Pilatos, en esto de las comparaciones religiosas también se unen los extremos.

Es hora que los argentinos y argentinas apostemos por el futuro. El gobierno de Milei ha provocado que espacios y dirigentes que hasta hace poco estaban en veredas muy opuestas, tomaran conciencia del daño que esta lógica adversarial le infringe a la Argentina, porque el gobierno de Milei es lo último de lo viejo, es lo viejo al extremo. Por eso puede haber hoy un diálogo fructífero entre Ignacio Torres, Gobernador de Chubut y Axel Kicillof, o coincidencias entre Sergio Massa, Horacio Rodriguez Larreta, Elisa Carrio y Martín Lousteau, entre otros, respecto a tema del financiamiento universitario. La colaboración del gobierno de la Provincia de Buenos Aires con el Gobernador de Córdoba Martín Llaryora por los incendios es también un dato auspicioso en el sentido del futuro.

Los tiempos sociales y políticos no son para ansiosos, pero no se debe perder de vista a los millones de argentinos y argentinas que hoy sufren las consecuencias de estar anclados en la lógica destructiva de las minorías intensas. El futuro siempre está llegando.