top of page

Las caras del odio, 16 de junio de 1955

Foto del escritor: prensatiroalblancoprensatiroalblanco

En un nuevo aniversario de los bombardeos a Plaza de Mayo, Tiro al Blanco convocó a exponentes del pensamiento nacional, comunicadores sociales, funcionarios, referentes de organizaciones sociales y políticas para analizar la criminalidad de los hechos desde la óptica del presente.


El pasado 16 de junio se cumplieron 66 años de uno de los actos más abyectos de la historia política argentina: el bombardeo a Plaza de Mayo. En esa mañana de junio, cuando ciento de personas se dirigían a sus trabajos, 34 aviones nublaron el cielo. La Plaza de Mayo fue sobrevolada por 22 North American, 5 Beercharft, 4 Gloster y 3 Anfibios Catalina. Estos fueron los aviones que la Aviación Naval y la Fuerza Área utilizaron para descargar cerca de 9 toneladas de explosivos sobre la población civil. Esta acción tenía como objetivo primordial el derrocamiento del presidente Juan Domingo Perón.


Para Pablo Vázquez, secretario del Instituto Juan Manuel de Rosas, ese 16 de junio se puede analizar desde tres aspectos: “Es la primera ciudad abierta bombardeada por sus propias Fuerzas Armadas, en este caso la Marina de Guerra y parte de la aviación civil. Segundo aspecto, el descontento hacía Perón. Este descontento fue desatado por su conflicto con la Iglesia Católica y ya desde el año ‘52, ’53, los partidos de la oposición, junto al nacionalismo católico y gran parte de la Marina comienzan a idear formas de atentar contra Perón y cambiar de esta manera el gobierno. Y el tercer aspecto nos muestra la manera en que algunos sectores que participaron del bombardeo a Plaza de Mayo van a proyectarse en la dictadura del ’76. Vamos a ver a un joven Massera que va a ser Jefe de Despacho del ministro de Marina, precisamente la persona encargada de iniciar los actos contra Perón. Vamos a ver a un joven Suárez Mason como el encargado de recibir a los aviadores que escaparon a Uruguay. Y en el Colegio Militar vamos a encontrar a un joven llamado Jorge Rafael Videla”.


Pablo Vázquez marca una línea histórica que recorre todos los golpes militares que asolaron al país: “Todos los sectores políticos que fueron comandos civiles (radicales, socialistas, conservadores) con el tiempo van a colaborar en las distintas dictaduras” “No se puede entender la dictadura del ’76 sin analizar el bombardeo a Plaza de Mayo con sus 300 muertos y sus miles de heridos”, concluye Vázquez.

Ivana Rezano, subsecretaria de Economía Social del Municipio de Almirante Brown, señala que a partir del bombardeo y el derrocamiento de Perón se inicia un proceso político desfavorable para los interese nacionales. “A partir de junio del ’55 comienza un proceso nefasto y muy triste a la vez. Se trató de un momento bisagra en la historia de nuestra Patria donde las fuerzas reaccionarias unieron su odio, su dinero y sus fuerzas para darle un duro golpe al gobierno que desde 1945 venía expresando los intereses de los trabajadores y cuya visibilidad y participación en la vida política, económica y cultural venía creciendo”. Rezano señala un paralelismo entre los intereses de clases dominantes de entonces con las de la actualidad, precisamente porque siguen siendo los mismos: “Frente a un momento tan complicado como el que atravesamos con pandemia y un país endeudado por el nefasto período macrista, es preciso señalar que la reacción y los que quieren seguir viviendo a costa del trabajo del pueblo argentino no descansan en pos de mantener sus privilegios”.

El docente y director de La Señal Medios, Gabriel Fernández, califica a los bombardeos a Plaza de Mayo como el “acto más cruento y más cruel del golpe del ’55. El golpe fue tan dañino como los logros previos. Existe una equivalencia allí entre lo destructivo y lo creativo.” Fernández pone el ojo sobre los objetivos del golpe, es decir, con qué logros se quería terminar: “la Argentina de los diez años de peronismo había construido avances en todos los rubros, estos logros pusieron a la Nación por encima de las grandes naciones del mundo. En lo industrial, en la creativo, en salud pública, en educación, en industria, en comercio exterior. La Argentina había logrado un nivel de desarrollo sorprende que aún no se alcanza a valorar en toda su magnitud”.


Fernández, analiza los hechos acontecidos y encuentra similitudes con nuestro presente, ya sin bombardeos, por otros medios, pero con una misma disputa: “En la Argentina hay un empate de fuerzas que operan muy prejudicialmente para el desarrollo nacional. Vamos de década en década. El país para poder lanzarse con bríos necesita resolver ese equilibrio de fuerzas. Mientras el sector agroexportador y rentístico continúe damnificando las posibilidades de desarrollo de la Nación no será posible el salto. Debemos mirarnos hacía dentro y ver qué proyecto necesitamos, y el proyecto que se imponga deberá ser severo para no ser un péndulo permanente. De otra manera el golpe del ’55 se puede reiterar ad eternum por otros medios”.

Pimpi Colombo, presidenta del partido Principios y Valores (CABA), recuerda la forma en que Néstor Kircher en 2005 rescata del olvido a las víctimas del bombardeo: “En la Casa Rosada Néstor Kirchner encabezaba el primer acto oficial de reconocimiento a quienes cayeron bajo la acción de las bombas asesinas aquel 16 de junio de 1955, hecho que preludió el otro 16, el 16 de septiembre del mismo año. Fecha en que la Libertadora derroca a Perón”.


Colombo resalta el silencio y el ocultamiento de los hechos: “En 2005, cincuenta años después, desde esa misma plaza, muchos compañeros nos congregábamos para escuchar el recuerdo de quienes habían permanecido en el silencio, silencio de miedo, silencio de olvido, silencio de aislamiento, silencio de décadas; porque el mayor triunfo de los cipayos fue precisamente impedir que nuevas generaciones tuvieran información, conocieran la Historia, reflexionaran sobre nuestra Nación. Por eso es necesario no olvidar.”


El sociólogo Gastón Boco señala que los actos del ’55 abren “un proceso que, como no podía suceder de otra manera, va a estar signado por la violencia creciente y la inestabilidad. Hasta un punto tal que no puede comprenderse la dictadura militar de 1976 sin el antecedente asesino de los bombardeos del ’55. Los aviones descargando toneladas de bombas sobre población civil, daban cuenta de hasta dónde estaba dispuesta a llegar la oligarquía para conservar sus privilegios. La violencia de ese ataque mostró a toda la sociedad que ese drástico camino aparecía de alguna manera legitimado para solucionar el conflicto político.” Para Boco los bombardeos significaron el inicio de intento de ‘desperonizar’ a la Argentina, aunque concluye “como nos muestra la actualidad, la persistencia de la centralidad del peronismo en la cultura política argentina, ese proceso siempre estuvo destinado al fracaso”


Lucas Molinari, periodista de Radio Gráfica y conductor del programa Punto de Partida, afirma que los bombardeos dan inicio al terrorismo de Estado en nuestro país. “La condición de generar terror hacia el pueblo para derrocar a un gobierno democrático se inicia con los bombardeos de 16 de junio”. Siguiendo la línea de pensamientos de Pablo Vázquez o Gastón Boco, Molinari también ve en los hechos del ’55 un embrión de lo que se desataría en 1976.


“Tenemos que pensar que a principios de los ’50 la Escuela Francesa (N. del E.: Se conoce como Escuela Francesa a la doctrina de guerra contrarrevolucionaria que Francia impuso en Argelia. Doctrina que pone el eje en el enemigo interior, la inteligencia, secuestros y torturas), ya empezaba a formar a los cuadros intermedios de nuestros militares. El colonialismo generó esta Doctrina de Seguridad Nacional que tanto daño hizo en nuestro tejido social y político.” “A partir del ’55 se inicia un proceso de desguace de esas Fuerzas Armadas que se habían constituido como partes indispensables de la industrialización del país. Podemos hablar de Mosconi o Savio, entre otros militares que forjaron la Argentina Grande, esa proyección de la Argentina Potencia que era tan temida por Inglaterra”. Para Molinari continúan vigentes debates que están muy vinculados con el proyecto político que se inició en 1955, y da dos ejemplos de eso, la cuestión del Rio Paraná y el proceso de desmalvinización: “en el debate sobre el Rio Paraná está en juego si nuestros ríos, nuestros recursos naturales, quedarán en manos de las multinacionales, es decir, si seguiremos siendo colonia o desataremos los nudos del coloniaje”. El otro debate que sigue vigente para Molinari es el de un proceso de desmalvinización: “Lo que se vio luego 1982 fueron muchas líneas culturares representadas por los sectores progresistas que se encuentran dentro del campo popular y que son desmalvinizadoras, que son coloniales. De ahí la vigencia de estos debates”.


Para Carolina Brandariz, Directora Nacional de Cuidados Integrales del Ministerio de Desarrollo Social y militante del Movimiento Evita, el año 1955 “fue un punto de inflexión en nuestra historia. En base al odio de una minoría que odia perder privilegios, se trató de buscar que el pueblo olvide esa primavera previa que amplió y mejoró sus condiciones de vida de la mano de Juan Domingo Perón” Para Brandariz ese intento de olvido forzado no se completó: “Los pueblos tienen memoria y precisamente por eso estamos aquí recordando esos criminales bombardeos para que no se vuelvan a repetir en nuestro país, y sobre todo, para que nunca más se imponga una minoría por sobre las amplias mayorías de argentinas y argentinos que deseamos vivir bien y en comunidad.”


Maximilano Borches, director del portal de noticias Mariano Moreno Noticias, afirma que el bombardeo por parte de las unidades de la aviación naval sobre Plaza de Mayo (“nuestro Guernica”, según su definición), fue “la demostración más clara y siniestra del desprecio a nuestro pueblo por parte de la oligarquía criolla, y sus idiotas útiles de los partidos Comunista, Socialista, Radical y conservadores.” Borches habla de las consecuencias que abrieron esos hechos: “Luego de ese aberrante crimen, y tras el golpe cívico-militar-eclesiástico del 16 de septiembre, la Argentina se convirtió, hasta nuestro días, en una semicoloina. Nunca más se llevaron a cabo políticas de la profundidad transformadora y soberana como las desarrolladas y aplicadas durante la Revolución Justicialista bajo la conducción estratégica de Juan Domingo perón y Evita Perón”.


Nota publicada el 16/06/2021



 
 
 

Commentaires


bottom of page