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La importancia de que peronistas y aliados elijan a su candidato a Presidente en las PASO

Foto del escritor: prensatiroalblancoprensatiroalblanco

Actualizado: 3 jun 2023

Por Maximiliano Borches


Confirmada la auto-exclusión de Cristina Fernández de Kirchner como candidata presidencial (única dirigente que hubiese contado con el consenso interno mayoritario), se torna fundamental que peronistas y aliados que conforman el Frente de Todos, elijan a su candidato presidencial a través de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo 13 de agosto, con el objetivo de consolidar internamente una figura que pueda dar pelea con mayor fuerza de cara a las presidenciales del 22 de octubre, y eventualmente a la segunda vuelta, a disputarse el 19 de noviembre; con la esperanza además, de que se cumpla la máxima de “quien pierde acompaña”.


Si bien la política es “el arte de lo posible” (como coincidieron en afirmar Aristóteles, Maquiavelo y Churchill), a medida que pasan los días, se diluye la posibilidad de que el actual ministro de Economía –y principal aliado, hoy, del cristinismo-, Sergio Tomás Massa, sea el candidato presidencial por el oficialismo, debido principalmente a los magros números de la economía, que afectan cada vez peor el bolsillo de los argentinos.


En este sentido, y al cierre de esta columna de opinión, todo indica que la disputa interna se realizaría entre el ignoto para las mayorías populares, y prácticamente solo conocido por la militancia “K” y otros pocos, Eduardo “Wado” de Pedro, y el dos veces gobernador bonaerense, exvicepresidente de Néstor Kirchner y actual embajador en Brasil, Daniel Scioli, que en silencio viene recorriendo el país, y en particular, el conurbano bonaerense.


En estos días se torna importante destacar que el “trasvasamiento generacional” es un proceso político que implica tiempo y formación. No se impone por una idea, ni se decreta a través de un discurso. En este sentido, hay que enfatizar lo que pocos se atreven a decir, que en el espacio denominado “kirchnerismo” (o “cristinismo”), fracasó el recambio generacional, y Cristina Fernández de Kirchner no tiene un heredero político.


Su primogénito Máximo es un no heredero. Un heredero por posesión de apellido, pero que no va a heredar ni la condición de referente político con el que cuenta Cristina, ni tampoco un lugar en la historia. Como así tampoco ninguno de los “hijos de la generación diezmada” (como suelen repetir por estas horas los seguidores del espacio cristinista/kirchnerista junto a un amplio sector de radioescuchas del Grupo Indalo y lectores de Página/12) Es una realidad efectiva que Cristina no supo encontrar dentro de sus leales, alguien que mida para pelear con dignidad, una elección de tanta importancia como las presidenciales 2023.


En síntesis, a pesar de la gran crisis económica y su consecuente correlato en el significativo crecimiento de la pobreza en toda la Argentina, el Frente de Todos continúa siendo un espacio competitivo, a pesar de los cantos de sirenas de neolibertarios, macristas y radicales; bastante dimensionados todos éstos por los medios masivos y concentrados de comunicación.


Este año en particular, en el que los argentinos festejamos cuarenta años de recuperación para siempre de la democracia, tenemos la oportunidad una vez más, de elegir con nuestro voto a quien queremos que nos guíe en el destino del devenir nacional.



De esa elección, dependerá en gran medida, el balance de las deudas acarreadas en estos últimos 40 años de democracia.

 
 
 

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