Por Gastón Boco

El 17 de noviembre se conmemora en la liturgia peronista el día del militante. Es bueno recordar que este día se debe al momento de cristalización de la lucha que el pueblo argentino sostuvo, de manera ininterrumpida, durante 18 años. Es el día en el cual el pueblo pudo lograr, luego de haber encarado la lucha en todos los terrenos posibles, que el General Juan Domingo Perón regresara a la Patria.
Durante esos años de resistencia, un Perón en el exilio bautizó con el término de formaciones especiales a los grupos que debían pasar de la acción meramente política a la acción directa. En el lenguaje castrense se conoce a estas formaciones como unidades de acción ágiles, versátiles, enfocadas a objetivos específicos.
¿Por qué traer a cuenta en este presente convulsionado este concepto? Las razones son varias. Como en la época de la resistencia, el peronismo se encuentra ante un nuevo embate de sus enemigos históricos. Se destruyen sus símbolos, se intenta avanzar en una nueva “desperonización” del país, se avanza contra sus logros en materia de derechos sociales y sindicales, se persigue judicialmente a sus dirigentes, etc.

Todavía sus militantes no sufren la cárcel ni la tortura, sus símbolos no se encuentran aún prohibidos. Los enemigos históricos del peronismo se organizan en “milicias digitales”, por ahora sólo en el terreno de las redes sociales.
Ante esta realidad, el peronismo sigue siendo la principal corriente opositora al gobierno y la única organización (aún con todas sus diferencias internas) capaz de tener Unidades Básicas desparramadas a lo largo y a lo ancho de todo el territorio nacional, logrando una capilaridad social única. Situación que hoy se encuentra desperdiciada. Ante el embate de las milicias digitales enemigas, la creación de un comando unificado de Formaciones Especiales Digitales del Movimiento Nacional Justicialista, capaz de difundir mensajes, intervenir en el ágora digital de manera permanente y coordinada, a partir de la capacidad de poner a participar en redes a los millones de peronistas que hay en cada rincón de la Patria, utilizando la organización en Unidades Básicas, es un objetivo no sólo posible, sino deseable, para dar la batalla política en el territorio digital hoy copado por el enemigo.
Este es el nuevo campo de batalla que hay que ocupar. El actual gobierno argentino, al que puede catalogarse como un gobierno de ocupación, alineado con los intereses de EEUU e Israel, en contra de los intereses de las familias, las empresas y los trabajadores argentinos, logró llegar al gobierno sin presencia territorial alguna, sólo apoyado en una campaña de medios y sobre todo de redes sociales, y es allí donde mejor se desenvuelve. Un campo de batalla del orden de lo simbólico en el cual necesitamos ponernos al día.
Entre las dificultades de implementación está la de quién emite el mensaje a replicar de manera coordinada y capilar, en todos los ámbitos digitales posibles. Es decir, tenemos una ausencia de conducción. No obstante, cada peronista lleva en su mochila el bastón de mariscal, lo que nos puede indicar la posibilidad de una acción de abajo hacia arriba. Que sean las propias bases las que se organicen en un principio. Si cada Unidad Básica brinda una formación a sus militantes para actuar de manera coordinada, ya tendríamos un avance formidable. Si luego se pueden orientar acciones hacia objetivos específicos, contrarrestando la forma de actuar de las granjas de trolls pagas por el gobierno. Estaremos insertándonos en el campo de batalla.

Es necesario comprender esta nueva fase de la lucha política, donde los discursos son cada vez más reemplazados por imágenes simples, que apuntan a una simbología de comprensión rápida.
Los antiguos “miguelitos” o los “caños” son reemplazados por una fake news contundente, o por un video sintético que busque ridiculizar al enemigo. El escrache a dirigentes y a militantes enemigos es inundar sus redes de mensajes en su contra, cuanto más virulentos mejor. El esfuerzo que le debemos pedir al militante no es tanto abrir la Unidad Básica o ir a un acto, sino actuar coordinada y permanentemente en redes acosando al enemigo, rodeándolo, haciéndolo sentir en minoría, generando sentido. Ese trabajo militante es hoy fundamental para dar la lucha en el terreno en el cual hemos sido hasta ahora derrotados. Actuar en cada grupo barrial de redes, teniendo más de una cuenta con participación en todas las plataformas posibles. Capacitar al militante en este terreno, brindarle discurso. Pero lo más importante quizá sea la coordinación y la permanencia. Instruir a la participación en los horarios de mayor flujo.
La calle ha sido siempre nuestro territorio. Lamentablemente hoy tiene menos peso que antaño. Allí sabemos cómo movernos, como coparla, como organizarnos y actuar frente a la represión. Tenemos muchas décadas de experiencia en eso. En el terreno digital no. Es otro teatro de operaciones en el cual, como ya ha pasado en otras épocas del movimiento, debemos recostarnos en los conocimientos de la juventud, quienes son nacidos digitales, ya que el territorio virtual es su casa y su lenguaje.
El peronismo se encuentra hoy en una fase aún defensiva de la cuál es necesario salir lo más rápido posible. Sin manejo del territorio virtual eso será imposible.
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