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Entrevista a Juan Ignacio Acosta

Foto del escritor: prensatiroalblancoprensatiroalblanco

“Con algunos nombres en vez de ayudar a la inclusión estamos estigmatizando”

Dar vuelta el paradigma: Incluir a personas sin discapacidad



De a poco vamos transitando el camino. Vamos descubriendo que hay otros que piensan en cambiar paradigmas. Entonces nos juntamos para seguir caminando. Muchos “por qués” nos asolan, pero otros nos sacan de lugares estancos. Esta entrevista con Juan Ignacio Acosta, director de la Compañía de arte inclusivo Las Ilusiones nos sacude la comodidad.


Las Ilusiones es una compañía de arte inclusivo, cuenta con alrededor de 500 artistas, en formación y en producción y ahora crearon el primer Banco de Talentos, dentro de la agencia Tú Productora. Toda una comunidad.


“El primer contacto que tuve con una persona con discapacidad fue sin darme cuenta. Tenía trece años, mi colegio apadrinaba un comedor comunitario y yo daba clases de apoyo escolar allí. A esa persona le costaba las matemáticas y a mí me encantaba ver su aprendizaje que, si bien era más lento, bastaba con dedicarle un poco más de tiempo. Mucho después me di cuenta que tenía un retraso, y por qué los otros chicos que daban apoyo escolar no le tenían paciencia. En este momento no lo definía como un chico con una discapacidad intelectual. Para mí le costaba más que al resto, nada más. Ese fue mi primer contacto”, narra Juan Ignacio Acosta.


-¿Qué te pasó después?


Luego hice la carrera de intérprete en Lengua de Señas. Estudiando conozco una compañera que era terapista ocupacional y me encantó. Pero no quería dedicarme a lo terapéutico entonces hago la carrera de Dirección Escénica en la ex IUNA (Instituto Nacional de las Artes hoy, Universidad Nacional de las Artes). Fue en ese tránsito donde me di cuenta que podía fusionar ambas carrera y encontrar un espacio, no exclusivamente terapéutico. Descubrí que podía impulsar el potencial de las personas con discapacidad a través del arte. El teatro es en vivo, es acción pura, si bien hay un estudio de la letra hay algo que pasa ahí, in situ. Y por otro lado, tuve una gran mentora que fue Alicia Zanca, mi maestra y mi primer empujón para que me animara a trabajar con chicos con discapacidad. Y después que ella fallece se me multiplica la energía y destino todo mi tiempo a pensar en esto de la discapacidad desde un montón de enfoques no desde lo social y lo cultural desde autónomo, desde lo artístico, porque a veces también dirijo obras que no son todas con actores con discapacidad.


Juan Ignacio no dirige obras sólo con actores con discapacidad, ni es el director de todas las obras que produce Ilusiones.


“Somos un conjunto de directores. Las Ilusiones tiene alrededor de 500 artistas, en formación y en producción, por lo que cada obra y cada elenco tiene su referente y yo hago la supervisión de todo y aporto el ojo crítico. No creo en el verticalismo. Para algunas cosas sirve, pero para otras me parece que está bueno escuchar, la paridad, lo horizontal. La gran virtud de Las Ilusiones es que todos tenemos los oídos bien abiertos y humildad para crear con la otra persona” afirma Acosta.


-¿Cómo aprenden los chicos las obras?


Tomamos Shakespeare, por ejemplo, y no hacemos la versión original porque dura tres horas. O sea que en principio, ya hay una adaptación basada en lo que es el teatro moderno. Luego vamos al nudo central de lo que tenemos que contar, para que la obra no pierda su sentido, y si algún actor con discapacidad puede decir el texto fiel mejor, si no, vamos trabajando con cada uno hasta encontrar lo que sí pueden expresar. Procuramos que no se pierda el argumento, ni la magia de la obra, aunque las palabras no sean las mismas. Trabajamos textos clásicos como Moliere, Anton Chejov, Enrique Discépolo, Florencio Sánchez. Una variedad enorme de autores.


-¿Dónde debe mirar un padre para darse cuenta que su hijo tiene inclinaciones artísticas o vocacionales para el teatro o la música?


En esto pasa lo mismo que con un chico que no tenga discapacidad intelectual. Si ya empieza a cantar a los cuatro, cinco años, se disfraza baila, eso es un indicio.


-¿Qué es El Banco de Talento dentro de la agencia Tú Productora?


Para este proyecto contamos con el apoyo de Disney y Asdra (Asociación Síndrome de Down de la República Argentina). La idea fue dar un salto cualitativo, pensar a los artistas con discapacidad, dentro del campo audiovisual. Nos estaba pasando, como siempre nos pasa en Las Ilusiones, que damos respuesta a las problemáticas que van surgiendo. Y nos escribían distintas castineras pidiendo artistas con discapacidad y no teníamos material fílmico pensado para este tipo de segmento, que no consiste sólo en compartir una obra de teatro filmada, no. Tiene ciertos criterios. Tú Productora se convirtió así en el nexo entre las castineras y las productoras, con el objetivo de potenciar a nuestros actores.


-Disney apoyó la creación de la web, las fotos, los reels, todo el proyecto. Y los artistas aprendieron cómo presentarse a un casting, cómo hacer un CV, cómo entender un contrato.


Tu Productora está en pleno funcionamiento y dos de los actores hicieron ya publicidades, una para el exterior y otra para Argentina. No puedo decir para qué marca porque todavía no ha salido a la luz.


-La publicidad hoy está incluyendo a personas con discapacidad


Sí, y eso es un gesto. Y si la publicidad levanta esto es porque evidentemente la sociedad lo está requiriendo. Estoy convencido de que realmente vamos por el buen camino, falta un montón, no hay duda, pero lo estamos haciendo muy bien.


-Pareciera que desde el arte, desde la cultura, se viene interviniendo de manera definitiva para cambiar el paradigma médico de la discapacidad. Entonces me impresionó favorablemente esto de “nosotros incluimos a las personas que no tienen discapacidad” ¿Cómo explicarías ese cambio?


Sabés qué pasa, Las Ilusiones es comunidad y como comunidad se va transformando continuamente. Estamos trabajando con seres humanos, relacionándonos con personas. Entonces pensar en este nuevo paradigma, en un paradigma invertido era posibilidad de poder correr a la persona con discapacidad del foco de “persona con problemas”. Hacer foco en la inclusión de su capacidad. Nuestro trabajo es hacer que se comprendan los sentimientos que atraviesan a una persona con discapacidad, a lo largo de su vida, que todo el tiempo es mirada como la que no puede, la niña, la infantil, el ser angelado. En la actualidad todavía nos encontramos con instituciones, que siguen llamándose: “espacios especiales”, “danza especial”, “capacidades diferentes” y eso es poner en un lugar de menor valor a la persona. Con esos nombres en vez de ayudar a la inclusión estamos estigmatizando.


-¿No crees que se debería erradicar la palabra Inclusión? ¿El día que no tengamos que decirla será porque estamos todos incluidos?


Nosotros aproximadamente dos años que en nuestro plan de comunicación no ponemos más “destinado a”. Las Ilusiones “es”. Es comunidad inclusiva, súmate cómo quieras, cómo puedas, cómo tengas ganas, a tu tiempo. En nuestro isotipo hay un reloj de arena que indica esto del tiempo. No hay tiempos absolutos y totalmente verdaderos. Hay tiempos. Los tiempos de cada uno. Y realmente creo que cada persona, todas las personas, pueden llegar a cumplir sus objetivos. Lógicamente con apoyos. El Estado estará para multiplicar derechos, para que las leyes funcionen. Las organizaciones, como la nuestra, estarán para potenciar que se cumplan esos derechos.


¿Cómo se solventa Las Ilusiones y este proyecto?


Tenemos dos formas, las cuotas que las familias aportan, pero que no son absolutas. ¿A qué me refiero con eso? A que si una persona no puede pagar, puede venir igual. Este año logramos tener 12 % de becados totales y un montón de becas parciales que van desde el 10 % al 50%. Catorce años de historia, 500 chicos y siete sedes, una en Abasto y seis en varios lugares del conurbano bonaerense. Yo supongo que el profesionalismo, la excelencia, el grado de humanidad, y el hecho de que miramos a cada persona en singular hace que tengamos tantos actores y producciones.


La incorporación de lo cultural


Una problemática del colectivo es querer salir del modelo médico y no poder. Es como un perro que se muerde la cola. Este espacio tiene muchas dificultades concretas: personas adultas mayores que tienen necesidades específicas de atención, de prótesis, de ortesis, urgencias de salud cotidianas que no están satisfechas ni cubiertas. Esto termina por ser una excusa para el no tratamiento de proyectos como éste. Un ejemplo es el tiempo que se demoró la ley de Lengua de Señas, o la financiación del trabajo y la producción de las industrias culturales impulsadas por el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), el INAMU (Instituto Nacional de la Música), el INT (Instituto Nacional del Teatro), entre otros organismos, y el funcionamiento de las bibliotecas populares de todo el país, que reciben apoyo a través de la CONABIP (Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares).


Tal vez sin advertir que hasta que no incorporemos lo cultural como una necesidad imperiosa no se van a solucionar esos otros temas urgentes. En el Konex, por ejemplo, hay una obra que se escucha y siente con los ojos vendados. Por qué un lugar de una trayectoria tan interesante no acompaña y pone una leyenda de una frase: “querés saber qué siente una persona que no ve” o “acércate a las personas que no ven”. “Venga, Experimenté”. Trabajar más del tema cultural para poder dejar de lado el tema médico. Ir poniéndonos de a poco en el lugar del otro. La cultura es pedagogizante. Es una conexión emocional subjetiva en donde a veces algunas cosas no se pueden explicar. Ves una obra de teatro y decís me gustó, me llego y no sabés muy bien por qué te tocó pero lo hizo, aunque no lo puedas explicar


-Bueno, el arte no sirve para nada, dice Barthes. No hay que encontrarle una utilidad. Es eso y es un poco esto o aquello pero sin precisiones. Pero deja huellas imborrables. Permea.


Nos entra por todas las fibras. La cultura es cognitiva, pensante y racional, intelectual pero emocional, subjetiva. Y el arte escénico tiene esa posibilidad de encontrarse con otra persona en ese en ese momento único e irrepetible. El arte teatral puede potenciar el arte inclusivo, hablar de un movimiento es poder encontrarnos de otra manera. No como persona con discapacidad sino como personas, simplemente.


-Es que ustedes se trabajan con todas las personas con discapacidad


Te puedo decir que la mayoría que viene tiene discapacidad intelectual y la mayoría tiene Síndrome de Down pero trabajamos con todas las personas. Pasa que con el teatro y con la cultura estamos atravesando un momento complicado porque lo que prende es lo comercial lo popular, y no lo digo en términos negativos. Hay un sector de la población que disfruta de lo popular y de comercial entonces cree que ir a ver una obra inclusiva o de personas con discapacidad es aburrida. Debo decir de mis grandes amigos y colegas que hacemos el teatro independiente profesional también, que creen que el teatro independiente con personas con discapacidad todavía a infantil y amateur entonces en movimiento cultural inclusivo se encuentra en la mitad de estas dos cosas. Con mucha fuerza pero no termina de hacer el salto.


-Quizás habría que pensar en trabajar más en conjunto, no.


Yo escribí un libro sobre las vanguardias que como movimiento cultural fue, en su principio, rebelde. Bueno, estamos en ese proceso lógico, que estemos ahí ya está bien. Me parece bien, que estemos hablando sobre todo esto para que el resto de la gente empezar a entender. Somos la vanguardia. Los lugares van mutando y es parte de una evolución, y de un proceso. Falta, falta un montón lógico, pero trabajando.




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