“Nuestra obligación como hijos es tomar la Causa y transmitírsela la sociedad”
Desde hace algunos años familiares de ex combatientes de Malvinas comenzaron a juntarse a intercambiar experiencias e ideas. Un cambio de clima político permitió que algunos estamentos de la sociedad y del Estado comiencen a brindar apoyo y a rendir un justo homenaje a los ex combatientes. Tiro al Blanco dialogó con Deborah Rueda, una de las referentes de la Agrupación Hijos y Nietos de los Ex Combatientes de Malvinas del partido de Almirante Brown.
Siguiendo el legado malvinizador
Deborah es hija de Pascual Rueda, un ex combatiente que se desempeñó en el Regimiento de Infantería Mecanizado N° 7 de La Plata, formó parte de la Compañía C en Monte Longdon (allí se llevó a cabo uno de los enfrentamientos más valientes y dignos de las fuerzas argentinas en la guerra de Malvinas. Se trataba de un punto estratégico ya que a través de ese paraje se accedía de manera directa a la guarnición argentina asentada en Puerto Argentino).
Ese mismo espíritu de lucha y entrega es el que caracterizó a Pascual Rueda ya en sociedad. Ya sea presidiendo el Centro de Ex Combatientes Puerto Argentino de Almirante Brown, como en las numerosas charlas que brindó en numerosas instituciones de barrio. Precisamente si hay algo que Deborah heredó de su padre fue la entrega al proceso malvinizador, esto es, llevar consciencia a quien quiera escuchar sobre lo justo y digno de esta causa.
“Desde que tengo uso de razón mi viejo siempre nos habló de Malvinas. Fue un tipo muy malvinero, muy malvinizador, entonces nunca tuvo problemas de hablarnos sobre Malvinas, tanto a sus hijos como a aquel que quiera escucharlo. Mi padre comenzó a militar de manera activa desde principios de los 2000. Pero no debemos olvidar que hubo veteranos que comenzaron a militar la causa ni bien terminó el conflicto, cuando se intentaron instaurar, desde diversos gobiernos, las políticas desmalvinizadoras”, afirma Rueda.
-Existen casos de ex combatientes que no pudieron, o no quisieron, hablar de la guerra en su entorno íntimo.
Claro, hay muchos ex combatientes que no hablaban del tema. Nosotros tenemos relación con hijos que nos dicen que en su casa sus padres no contaron nada por muchos años. Incluso persiste ese silencio en las casas de algunos ex combatientes. En mi caso siempre ocurrió esa identificación, ya sea porque en los colegios se decía ‘el papá de Deborah es veterano, invitémoslo para el 2 de abril’. Entonces eso yo lo viví desde muy chica, si bien con los años se fue acentuando un poco más y una toma más conciencia. Solíamos acompañarlo a los desfiles que se realizaba en varios barrios del distrito. Por eso ese sentimiento de orgullo, de patriotismo, lo percibí desde chica, aunque como te dije anteriormente, se fue acentuando con los años.
-¿El proceso de desmalvinización incluyó el silencio?
Yo he tenido la oportunidad de escuchar a muchos ex combatientes y muchos de ellos admitían el hecho de haber sido silenciados, incluso dentro del mismo Ejército. Muchos no pudieron hablar, tenían miedo. En algunos casos, esto tuvo que ver con la experiencia personal de cada uno a través de la guerra, los sentimientos personales puestos en juego. Ahí volvemos a lo anterior, algunos no hablaron de esto con sus familiares por temor a que esa experiencia pueda afectarlos. Siempre existió la comunicación entre ex combatientes pero no con sus familiares. También habría que agregar que no todos contaban con las herramientas para trasmitir las experiencias vividas.
-En los últimos años se vio un cambio en la manera de percibir lo que significa Malvinas en la conciencia nacional, ¿lo ves de esta manera?
Sí, por supuesto. Pero todavía cuesta sacar del imaginario colectivo la idea de que los veteranos fueron nenes, fueron víctimas. Nosotros sabemos que esto no fue así, pero el sentido de la lucha también está en revertir esas ideas. Nuestra tarea como militantes de la causa es precisamente contagiar ese conocimiento que podemos llegar a tener sobre este tema. Si bien la palabra autorizada siempre fue la del ex combatiente, eso no quita que nuestra voz también pueda empezar a ser escuchada. Sobre todo porque la guerra tuvo un impacto indirecto sobre nosotros. Y nuestra obligación como familiares, como hijos y como nietos es tomar la Causa y contárselo al resto de la sociedad.
Agrupación Hijos y Nietos de ex combatientes
Las distintas agrupaciones de hijos y nietos de ex combatientes de la provincia de Buenos Aires fueron desarrollándose con el correr de la última década. En la actualidad se encuentran agrupados en una Federación Provincial de Ex Combatientes y desde allí se articula con la Secretaría de Hijos que depende del gobierno provincial. Si bien en la mayoría de los casos estas agrupaciones coordinan con los Centros de Ex Combatientes de cada lugar, con el correr del tiempo comenzaron a transitar caminos de manera independiente.
“Hace aproximadamente un año que nos empezamos a reunir más activamente. Cuando yo me involucré ya había una cantidad de hijos y nietos que intercambiaban experiencias, a través de los encuentros, de los partidos de futbol que organizada el Centro de Ex Combatientes. En aquel entonces el espacio no estaba planteado como está hoy en día: una agrupación que se desprende de una institución y que tiene como objetivo principal la malvinización”, señala Rueda.
-¿Les sirvió la experiencia de otras agrupaciones de hijos con más tiempo de antigüedad?
Totalmente. Nos sirvió mucho aprender de la experiencia de otras agrupaciones de hijos que vienen funcionando desde hace años en distintos municipios. Existe una federación provincial de veteranos de guerra que tiene una Secretaria de Hijos que agrupa numerosos espacios de hijos de veteranos. Formamos parte de esa secretaria activamente, siempre de la mano de los Centros.
Frutos del proceso malvinizador
Los espacios de reunión de los hijos se encuentra en el centro de Adrogué donde funciona el Centro de Ex Combatientes Puerto Argentino, en el mismo espacio donde funciona el Museo Malvinas.
-Los veteranos no siempre tuvieron el apoyo de los municipios para poder desarrollar sus actividades, ¿qué cambió?
El hecho de que se valore y se respete al ex combatiente es algo que fuimos ganando y construyendo con el pasar de los años, gracias a Dios. La Causa Malvinas es un ideario que une al país por sobre todas las demás cosas. El hecho de que la consigna Las Malvinas Son Argentinas esté en el ideario nacional no se dio de manera espontánea, llevó muchos años de construcción. Acá se puede ver el fruto del proceso de malvinizacion de parte de los veteranos.
“Igualmente sin esos espacios institucionalizados los veteranos se reunían igual. Muchas veces se juntaban en las oficinas del PAMI, en mi casa. La idea era encontrarse y poder charlar. Ese simple hecho de juntarse, compartir las experiencias y poder comer juntos les hizo muy a los veteranos. Con el tiempo desde ese espacio se empezó a llevar adelante la idea de malvinizar y de ver la manera de poder llevar esa idea a la sociedad.
Nos volvimos a ilusionar
-En el último Mundial se instauró como hit futbolero una canción donde se nombra a ‘los pibes de Malvinas’, ¿qué te pasó con eso?
Así como el fútbol une a la gente, la Causa Malvinas también lo hace. Respecto de la mención a los héroes de Malvinas en la canción del Mundial, me parece un golazo. Creo que sin darse cuenta, la persona que la compuso hizo un acto de malvinización muy grande. Muchos chicos que no tienen idea de qué es Malvinas ahora se lo van a preguntar. Cada acto de malvinización es motivo de agradecimiento así que de mi parte muy contenta y agradecida con quien la compuso. Siempre digo que la mejor forma de malvinizar es a través de los pequeños actos que quedan dando vueltas en la mente de las personas, como el uso de remeras, pulseras. Esta es sin duda una excelente manera de llegar a mucha gente. Y es también una muestra de que Malvinas es una causa que nos une a un nivel superior como evidentemente también lo hace el fútbol.


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