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Conferencia de prensa – Hospital Garrahan 12 de septiembre de 2025

  • Foto del escritor: prensatiroalblanco
    prensatiroalblanco
  • 12 sept
  • 5 Min. de lectura

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En los primeros meses de 2024, nuestro país sufrió una devaluación devastadora que volvió insuficientes los salarios de todos los trabajadores. En el sector público, y en lo que nos convoca hoy, en el Hospital Garrahan, los aumentos fueron mínimos, provocando una pérdida real del poder adquisitivo superior al 60%. Esta situación encendió una alarma en toda la institución y así comenzamos a ver cómo nuestros compañeros, profesionales altamente capacitados, buscaban alternativas en el ámbito privado, abandonando el hospital al que habían dedicado años de formación, vocación y compromiso.


El Hospital Garrahan, referente nacional e internacional en salud pública infantil, se caracteriza por la dedicación exclusiva de su personal, sus jornadas prolongadas y su esfuerzo constante por brindar una atención de excelencia. Sin medidas urgentes, perdemos a los profesionales que durante décadas sostuvieron este modelo de atención único en el país, con consecuencias irreparables en la calidad asistencial de nuestros niños.


Desde hace más de 18 meses, a través de nuestras autoridades advertimos al entonces Ministro de Salud, Dr. Mario Russo, sobre los peligros que enfrentábamos. Señalamos con claridad lo que estaba en juego: la atención a los pacientes, los procedimientos, los equipos interdisciplinarios, los protocolos, la formación de nuevos profesionales y, en definitiva, el rol del Garrahan en la red pediátrica de alcance nacional. Pero no fuimos escuchados ni se nos dio lugar al diálogo, a pesar de haberlo intentado por todos los medios y en el tono más respetuoso.


El hospital hoy atraviesa una crisis inédita en su historia. Hemos sufrido renuncias de autoridades, la disolución del Consejo de Administración, la destitución de directores y el nombramiento de un director, Mariano Pirozzo, sin formación en administración hospitalaria y con antecedentes de gestiones que resultaron en el desmantelamiento y cierre de instituciones de salud. Fue designado de manera arbitraria por el Ministro Mario Lugones. A ello se sumó la intervención del área de comunicación con la designación directa de María Candelaria Perrelli, utilizada para atacar la reputación de los profesionales y desprestigiar a la institución, emitiendo notas de circulación interna y externa en las que, por ejemplo, se trataba de “ñoquis” a todos los trabajadores o se publican procedimientos habituales de nuestra práctica cotidiana para deslegitimar los días de reclamo por la crítica situación hospitalaria.


Desde el Ministerio de Salud, a través de la Viceministra María Cecilia Loccisano, abogada sin experiencia alguna en gestión de la salud pública, se difundieron en los medios números falsos sobre el funcionamiento hospitalario con el único fin de instalar una falsa realidad con el objeto de destruir el hospital. También se atacó el sistema de formación de jóvenes especialistas, precarizando un sistema de residencias con más de 50 años de trayectoria que aportó al sistema de salud profesionales de excelencia y orgullo nacional.


En este mismo sentido, también se destruyó mediante la precarización laboral el sistema de becas de formación especializada, con una consecuencia inédita en la historia del hospital: más del 50% de las vacantes quedaron libres. Especialidades como Neumonología, Nefrología o Hepatología hoy no cuentan con nuevos ingresantes. En el área de Hemato-oncología, que atiende al 40% de los pacientes oncológicos pediátricos del país, sólo se ocupó una vacante.


Esto traerá consecuencias gravísimas:

• La no formación de profesionales en especialidades posbásicas que, una vez concluidas, refuerzan los sistemas de salud de todas las provincias del país, llevando calidad de atención y sosteniendo una red pediátrica articulada con el Garrahan.

• La falta de profesionales dentro del hospital, debilitando áreas críticas de atención y comprometiendo el futuro de la renovación institucional, que asegura la continuidad de equipos altamente especializados para abordar patologías complejas y poco frecuentes.


Como consecuencia de la desidia del Ministro Mario Lugones y del Poder Ejecutivo que representa, sumado a las descalificaciones personales y profesionales hacia los trabajadores de este hospital, en los últimos meses más de 240 profesionales han abandonadola institución. Con ellos se fueron décadas de experiencia, entrega y amor por la salud infantil, desintegrándose grupos interdisciplinarios que llevaban más de 30 años de trabajo y crecimiento, únicos en el país en el abordaje de enfermedades que sólo pueden ser atendidas en el Garrahan.


Este proceso de desmantelamiento debe detenerse. El Hospital Garrahan es un patrimonio nacional y, aunque resistimos y luchamos, hemos llegado a un límite. Gracias al respaldo masivo de la ciudadanía, los medios, las organizaciones, los gremios y los distintos sectores políticos, el 21 de agosto se aprobó la Ley de Emergencia Pediátrica por amplia mayoría en ambas cámaras del Congreso. Esa ley representa un compromiso colectivo para proteger a la salud pediátrica nacional y a nuestro hospital.


Sin embargo, el Presidente Javier Milei, por puro fanatismo, arbitrariedad, ignorancia y desprecio absoluto hacia los niños, niñas y adolescentes y hacia quienes cuidamos de su salud, decidió vetarla. Este veto es un acto de extrema irresponsabilidad y de gravedad institucional histórica. Desoír el reclamo de la ciudadanía a través de sus representantes y ahora también de las urnas, constituye un agravio a la Democracia. Milei además eligió conscientemente dar la espalda al futuro de la pediatría en la Argentina. Vetar esta ley no es una decisión política democrática: es un atropello autoritario, un capricho personal y un acto de crueldad contra los más vulnerables de nuestra sociedad.


No podemos permitir que la historia de este hospital, que tanto ha dado por la vida y la salud de los niños, derive en un relato de destrucción y abandono. Cada día que pasa, cada equipo que se desintegra, impacta directamente en la atención y el cuidado de quienes confían en nosotros. El Garrahan no es una caricatura librada a los caprichos de un presidente; es una institución construida con el esfuerzo de los argentinos durante más de 38 años y sostenida por toda la sociedad, que devolvió compromiso, ciencia y profesionalismo, logrando mejorar la calidad de vida, la sobrevida y la curación de miles de niños provenientes de todo el país, tanto del sistema público como del privado.


Por ello, pedimos a toda la población que continúe acompañándonos en esta lucha; a los medios de comunicación, que sigan replicando nuestra voz en cada rincón del país; y a los Diputados y Senadores, que de manera urgente reviertan el veto del Presidente, arbitrando todos los mecanismos constitucionales para garantizar la aplicación inmediata de la Ley de Emergencia Pediátrica.


La salud de los niños y niñas de la Argentina, la continuidad del Hospital Garrahan y el futuro de la pediatría pública dependen de ello.


La hora es grave. Apelamos a la Política con mayúsculas. La Política entendida como búsqueda del Bien Común, del beneficio de las mayorías, del bienestar general. Muchas gracias.

 
 
 

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