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A 20 años de la asunción de Néstor Kirchner

Foto del escritor: prensatiroalblancoprensatiroalblanco

El pasado 25 de mayo se cumplieron veinte años de la asunción de Néstor Kirchner. El dirigente patagónico llegó a la presidencia de la Nación habiendo obtenido tan sólo el 22% de los votos. El desconocimiento de sus gestiones anteriores como gobernador era casi absoluto entre la población. A esta falta de popularidad hacía su figura habría que agregarle el repudio generalizado que existía contra la clase política en general. El “que se vayan todos” (alentado en algunos casos desde la grandes medios de comunicación, ya se sabe que si los culpables son todos nadie es el culpable), todavía flotaba en el aire.


Si bien la presidencia de Eduardo Duhalde, surgida de negociaciones contrarreloj, logró menguar en parte las consecuencias del gobierno neoliberal de Fernando de la Rúa y su cohorte de progresistas, al momento de asumir Néstor Kirchner el descreimiento hacía la política persistía.

Este panorama poco favorable no imposibilitó que el gobierno de Kirchner haya dejado una marca profunda en millones de argentinos. Gran parte de la población vivió una mejora en su calidad de vida. Posicionándose contra los poderes facticos, Kirchner logró que la dignidad de ser argentinos vuelva a hinchar el pecho de las mayorías populares.


Teniendo en cuenta que se acaban de cumplir 20 años desde el inicio del proceso político kirchnerista, proceso que en ciertos pliegues de la realidad aún puede observarse, Tiro al Blanco convocó a dos cultores del pensamiento nacional para dejarnos su opinión: Gabriel Fernández y Javier Vitale.


Nadie leyó mejor la realidad


Para Javier Vitale, profesor e investigador del Centro de Estudios para el Movimiento Obrero (CEMO), podemos ver en Néstor Kirchner y su llegada al gobierno en 2003 la de un paracaidista. “Alguien que nadie esperaba ver caer. Y menos como lo hizo: cayó de parado y en condiciones de hacerse cargo de la situación. Es lógico pensarlo así. No existía el kirchnerismo como una corriente consolidada al interior del peronismo. Su figuraba nos mostraba únicamente una representación político estatal en una de las provincias más australes de la Argentina. Ignoto para la mayoría de nuestro pueblo. Sin embargo, como sabemos bien, nuestro pueblo es la gran protagonista de nuestra historia y esta condición hace que cuando nuestro país se encuentre frente a bifurcaciones tan profundas y de no retorno es el propio pueblo el que tuerce lo establecido e indica un nuevo camino.”


Gabriel Fernández, director de La Señal Medios, de Sindical Federal y del área periodística de Radio Gráfica, pone énfasis en el contexto sociopolítico (debacle neoliberal de 2001) que posibilitó la llegada de otra mirada del mundo: “La Argentina es un eje de América Latina, un eje en cuanto a pensamiento, idea y acción del sur. Es una nación determinante, por eso también fue barrida a raíz de la derrota de la Guerra Malvinas. En cierto modo el gobierno mundial se instauró: Reagan, Thatcher. Durante una larga década predominó el Consenso de Washington, su hegemonía. La Argentina había lanzado la Tercera Posición, luego el Movimiento de No Alineados. Y hoy están ambos contenidos en la multipolaridad. Argentina con una movilización popular exitosa, sabia, profunda e intensa de diciembre de 2001inauguró la multipolaridad. Por supuesto que no son los únicos hechos a nivel mundial pero son los hechos destacados en el Sur. Por eso Argentina es importante, por eso que ha dicho Perón sobre política internacional es importante. Y ahí nace la trascendencia de Néstor Kirchner.”


No todo comienza cuando uno llega


Retomando el hilo de Fernández, para Javier Vitale tampoco es posible analizar la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia si antes no se pone el foco sobre lo acontecido en diciembre de 2001.


“El 25 de mayo de 2003 no es ni más ni menos que la conclusión política del sismo generado por nuestro pueblo en diciembre de 2001. Y esto no es ninguna novedad en nuestra historia. Siempre que se generó un cambio significativo cada proceso fue precedido por una acción o una serie de hechos protagonizados por las masas populares, generándose así condiciones objetivas y subjetivas para que se sucedan esas conclusiones políticas –ansiadas, demandadas y disputadas–. Al triunfo histórico del General Perón en febrero de 1946 le antecedió la movilización de masas más formidable de nuestra historia, unos meses antes un 17 de octubre; el Cordobazo fue el punto de inflexión de la frondosa resistencia para luego definir el retorno del peronismo en 1973 y la vuelta definitiva de Perón; no hay dudas que la recuperación democrática en 1983 hubiese sido una quimera si no se hubiesen encadenado las rondas de las Madres con los paros generales dispuestos por la Comisión de los 25 –luego CGT Brasil–, y con la trascendental marcha del 30 de marzo de 1982 que golpeó, ahora si con secuelas, a una dictadura cívico militar que dejó de sentirse con condiciones para perpetuarse; y finalmente, el 2003 como epílogo de otra gesta popular como fue la de echar por un tiempo considerable al neoliberalismo de los pasillos del Estado y de las consciencias populares”, señala Vitale.


Gabriel Fernández afirma que uno de los máximos logros de Néstor Kirchner fue el hecho de “haber sabido canalizar esa potencia, hacia el desarrollo, por un lado, de un gobierno nacional y popular e industrial genuino y, por otro lado, la idea del UNASUR. El desarrollo de la Unión de Naciones del Sur que era uno de los sueños que Perón planteó en 1953. Creo que estamos recorriendo un camino muy sólido, muy positivo, en América Latina, que los vaivenes y las propagandas no son tan intensas como se reflejan desde los medios concentrados, donde se trata de hacer ver que la hegemonía del Consenso de Washington continúa; no se acepta que emerja la multipolaridad.


La memoria viva


Tiro al Blanco les consulta a ambos pensadores, militantes populares y analistas de la realidad: ¿dónde podemos hallar en la actualidad la memoria viva de Néstor Kirchner?

“Creo que en la gran enseñanza que nos legó, en esa virtud de retomar los planteos y demandas de los estallidos sociales y las movilizaciones de los años ’90 y 2001, y convocar a la dirigencia sindical y social que los había protagonizado. Fue su capacidad de comprender cómo había llegado y quiénes lo habían precedido para avanzar en una dirección determinada. No hay forma de desarrollar una política soberana y justa para el pueblo sin reconocer –simbólica y con hechos– los sucesos que parieron el presente y a las referencias organizativas que lo forjaron”, concluye Vitale

Para Fernández “la memoria de Néstor Kirchner está viva en el vínculo externo del pueblo argentino y en la acción externa de nuestra nación. Que vuelve a tender hacía la configuración de un UNASUR, que dinamiza el Mercosur y entra en vínculo con las potencias euroasiáticas. Entonces Néstor Kirchner está presente en concreto en nuestra actividad cotidiana. Su gran acierto fue montarse sobre la ola de una energía popular profunda que se desató en diciembre de 2001 para acabar con el neoliberalismo y para iniciar la derrota universal del Consenso de Washington y lanzarlo hacia adelante, por esto Néstor Kirchner es un ejemplo a seguir.”





 
 
 

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