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El peronismo analizado desde el arte plástico argentino

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Actualizado: 16 oct 2022

Preperonismo y peronismo: dos obras plásticas sintetizan la representación simbólica de los trabajadores antes y después de la revolución del 17 de octubre de 1945. Texto del periodista Maximiliano Borches para Tiro al Blanco.


17 de octubre de 1945


La irrupción del coronel Juan Domingo Perón a la escena política nacional transformó hasta nuestros días la relación capital-trabajo, a la vez que dignificó al pueblo argentino a través de una serie de conquistas sociales que pronto se transformaron en derechos adquiridos. En este artículo vamos a analizar la bisagra histórica del 17 de octubre de 1945 (del cual se conmemoran 77 años), a través de dos obras plásticas emblemáticas: el cuadro “Desocupados”, de Antonio Berni (1934) y el afiche “¡Basta!”, de Ricardo Carpani (1963), como modelos de representación simbólica de los trabajadores argentinos.


Dos obras plásticas de dos artistas argentinos contemporáneos, sintetizan dos períodos clave de la historia nacional del pasado siglo XX: el preperonismo y el peronismo. Es decir; las décadas que transcurrieron desde la derrota de un proyecto federal –a mediados del siglo XIX- y la irrupción del denominado “Coronel del pueblo”, Juan Domingo Perón, en 1943 como secretario de Trabajo y Previsión, que en su imparable camino a la Historia, consagró su figura y al Movimiento Nacional Justicialista, aquel 17 de octubre de 1945 (bautizado popularmente como “Día de la Lealtad Peronista”) cuando más de medio millón de trabajadores -tengamos en cuenta que el Cuarto Censo Nacional de 1947 contabilizó un total de 15.893.811 habitantes en toda la Argentina-, arribaron a Plaza de Mayo desde distintos puntos de la provincia de Buenos Aires y de otras provincias (incluso hasta cruzando a nado el Riachuelo) para exigir la inmediata liberación de su líder, consumándose de esa manera la única revolución económica, social y política que diera cuenta la historia argentina, y con un detalle no menor: su carácter profundamente popular y pacífico. Quizá deba ser la única revolución en el mundo que se desarrolló y concretó sin disparar un solo tiro.


Tras consumarse el golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930, que derrocó al presidente radical Hipólito Yrigoyen -responsable político de los fusilamientos de trabajadores en huelga, durante los hechos conocidos como “Semana Trágica (1919) y “Patagonia Rebelde”(1920)-, aunque también denostado por la oligarquía criolla, por algunas políticas que aplicó en favor de las masas populares, la Argentina (como el resto del mundo) no quedó exenta de la crisis global de 1929.


Es en este marco, y ante el avance del conservadurismo oligárquico más extremo y la falta de una conducción política que represente el sentir de los trabajadores, la representación simbólica que se lleva a cabo por esos años de la “Década Infame” –previo al surgimiento del peronismo- de quienes generan la riqueza con su trabajo (pero no cuentan con el capital para crear los medios de producción), es de completa angustia, desazón, tristeza, derrota, hastío, claudicación y debilidad. La exposición de este universo semiótico, es expresado de manera contundente por el pintor argentino Antonio Berni, a través de varias de sus obras, entre ellas el cuadro que a continuación reproducimos, y lleva como título: “Desocupados” (1934).


Antonio Berni, Desocupados, 1934.Óleo sobre arpillera, 218 x 310 cm (Colección Fortabat de Puerto Madero)


Ahora bien, una vez irrumpido el Movimiento Nacional Justicialista, encabezado por Juan Domingo Perón y María Eva Duarte de Perón, sucedido la única revolución económica, social y política pacífica del siglo XX –cuyos derechos conquistados aún se mantienen vigentes en la Argentina en pleno siglo XXI), la representación simbólica de los trabajadores cambia de manera rotunda. Ya no es el hastío, la derrota, la tristeza, el dolor, lo que sintetiza las imágenes de los obreros argentinos, sino todo lo contrario: brazos fornidos, rostros de expresión resolutiva a la lucha, representación de su organizaciones sindicales y encuadramiento en la Confederación General del Trabajo (CGT), dedos en “V”, alegría y buen talante; son la consagración estética y pictórica de una masa convertida en pueblo, como se puede apreciar en la siguiente imagen, perteneciente a Ricardo Carpani.


Ricardo Carpani, afiche ¡Basta!, 1963 (confeccionado durante la proscripción del peronismo, con motivo de la “Semana de protestas” que la CGT había lanzado ese año en lucha por mejoras salariales de los trabajadores)


A modo de conclusión


A 77 años de producida la histórica gesta popular del 17 de octubre, que consagró de manera definitiva la lealtad de un pueblo con su líder, y dio inició a la mejor y más fecunda de las historias argentinas, hoy el contexto y el panorama político del peronismo es completamente distinto a aquella épica revolucionaria, y corresponde a cada uno hacer su propio balance y decidir donde se sitúa, si es que decide situarse en algún lado.


En este artículo, quisimos sintetizar un largo período de nuestra historia a través de dos imágenes, dos representaciones simbólicas del sentir popular, como expresión genuina de dos épocas disímiles que tuvo como protagonista al mismo pueblo.

Lo que vendrá, a partir de las conmemoraciones de este 77° aniversario del Día de la Lealtad peronista-17 de octubre, no es ni más ni menos que un gran enigma a descubrir.

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